Una corbata roja con rayas azules
Julio 25, 04

8:00 AM. Suena el despertador. ¡No! No había despertador, era el teléfono de la habitación que nos llevaba fiel la invitación de un partido de futbol. Pero la decisión fue prudente, no hacerlo y mejor descansar para estar completamente concentrados por la tarde.

Lo que si hubo fue ensayo, aunque falto el desayuno y entre prisas por entregar los cuartos y subir las maletas, colocar la manta y pseudo desayunar, se pasaron los minutos. Ahora la espera no fue tan larga, los últimos ensayos se realizaron en el parque ubicado en la parte posterior al teatro San Francisco. Y había nervios, y había ganas... había decisión. Pero faltaba algo más, faltaba una corbata roja con rayas azules.

En nuestras mentes recreábamos, de la mano de nuestro director, una imagen esplendorosa. Estabamos en el público viéndonos concursando, la gente aplaudía, Fernando tocaba con ganas, yo sonreía... y todo parecía ser un bonito sueño, de hecho eso era y nuevamente apareció la corbata roja con rayas azules.

Pero lo que no sabíamos era que estaba cerca de dejar de ser sueño. La espera ya no fue tan larga, hasta que por fin ya estabamos pisando el escenario.

Al terminar las cosas fueron distintas, esta vez si hubo tranquilidad, confianza. Con todo esto nos acostumbramos a la espera, así que pudimos tener tiempo para comer, pasear, conocer, platicar, mientras llegaba el momento esperado.

Los nervios regresaron cuando nos avisaron que ya tenían los resultados.

Fueron momentos que se hicieron eternos, pero por fin la voz del jurado nos dió a conocer que nosotros, la Rondalla Clásica de Puebla, eramos los ganadores de la categoría A. Como era de esperarse, hubo abrazos, felicitaciones, las mismas cosas que en cualquier otro festejo, pero sustancialmente distinto, pues festejabamos un gran triunfo, ser campeones de categoría A.

Con esa alegría en nuestros rostros regresamos a nuestra querida Puebla de los Ángeles, no sin antes tomar nuestros alimentos, los primeros en todo el día... aún cuando eran las 6 de la tarde.

El regreso fue relajante, con la alegría en el rostro y en el corazón. Una vez mas, agradecemos a las personas que nos brindaron ese apoyo incondicional causante de los logros del grupo. Este logro va dedicado a ustedes, familia, amigos... son la verdadera razón de este movimiento, de este canto.

Gracias, la Rondalla Clásica de Puebla se siente orgullosa de tener su apoyo.

NOTA: Mientras se entregaba la presea de primer lugar no pude evitar en pensar en la corbata roja y sus hermosas rayas azules.

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